Día mundial de lucha…
19 de octubre, día mundial de la lucha contra el cáncer de mama.
“Hace muchos años existía una enfermedad que terminaba con la vida de miles de mujeres al año…».
Desde la Biodecodificación, una enfermedad no es aleatoria (no nos toca de “casualidad”), no es estática, ni llega desde afuera, es un proceso que tiene un sentido biológico. Lo que conocemos como enfermedad es la respuesta del cuerpo, a un conflicto que la mente no ha podido resolver de forma consciente. La búsqueda de ese conflicto original (que siempre fue vivido en soledad y guardado no sólo en nuestro inconsciente, sino que es también “tatuado” en nuestro cuerpo, en los focos de Hamer) es lo que permite tomar el camino de regreso, al estado de salud, el original, o uno más pleno. Ese camino de regreso, existe, y se puede ir más allá, tornándose prevención.
En el caso del cáncer de mama, el conflicto por lo general es de protección del nido (entendiéndose por nido el hogar, los hijos, pero no sólo eso maternamos, puede ser protección hacia la pareja, el trabajo, un proyecto), todos los sentidos desde el más literal y directo a los más simbólicos.
Y toda una infinita gama intermedia, única y personal.
La función de los senos es la de producir leche. Su función es entonces la de preservar y asegurar la supervivencia. Somos mamíferos con mandatos milenarios, con leyes biológicas que van a asegurar la supervivencia del individuo, pero la van a poner detrás de la supervivencia de la especie.
Así de simples y así de complejos somos los humanos.
Cada vez más conscientes del enorme poder que tenemos para mejorar y mantener nuestra salud. Más empapados en la capacidad que tenemos para guiar a nuestro cuerpo por el sendero que le resulte más beneficioso. Más empoderados y más presentes en los procesos necesarios para revertir enfermedades, con mayor capacidad para elegir eso que es beneficioso para cada cuerpo. Porque nadie sabe más de un cuerpo que su dueño.
Cada vez más presentes en nosotros, cada vez más presentes en nuestro cuerpo y en nuestras elecciones (en todos los aspectos, alimenticias, sociales, laborales, emocionales). Porque todo lo que somos, todo lo que disfrutamos, todo lo que podemos cambiar, todo lo que elegimos experimentar, se lo debemos a nuestro cuerpo. Y hacernos más conscientes de las emociones, y del efecto de las mismas en nuestro «vehículo terrestre», nos permite desactivar esa alarma de protección, el inicio de una enfermedad, mucho antes de ser creada.
Por muchos más días de concientización de la lucha contra el cáncer de seno, por una presencia en nosotras cada vez más consciente, para que se convierta cada vez más en recuerdo, cada vez más en leyenda.
“Hace muchos años existía una enfermedad que terminaba con la vida de miles de mujeres al año. Y un grupo de personas comenzó a tener consciencia de las causas, supieron anticipar y revertir realidades creadas en otros tiempos…. y las mujeres dejaron de enfermar, y fueron más conscientes de eso que las estaba lastimando, y pudieron elegir otras opciones, y sanar directamente el alma, sin enfermar el cuerpo. Y los lazos rosa se mantuvieron como un recuerdo, de la época en que el cuerpo enfermaba, porque no sabía escucharse. Un recuerdo de cuando el cuerpo enfermaba, porque no entendía su propio lenguaje”.

