Un poquito de escuela

El 2023 fue para la/os niñas/os con quienes compartí el año lectivo su cuarto año de escuela y la generación que aprendió a leer y escribir en pandemia, donde nos veíamos por zoom y le enseñamos a las familias a enseñar “cosas de escuela”. Compartimos roles codo a codo, con un compromiso enrome desde las familias. Mis alumnos de este año cursaban el preescolar (al igual que los del año próximo, si permanezco en este grado, y algunos del siguiente también). Hago hincapié en esto porque siempre se afirmó que los principales años del desarrollo del Ser se encuentran en los primeros años (nos restan 4 o 5 años para volver a recibir niños totalmente escolarizados, sin la presencia de esos casi 2 años de desinmersión escolar). De igual forma todos fuimos afectados por ese parate que hizo el mundo, por ese salirse de las actividades rutinarias, porque una gran mayoría como especie centró su atención en un tema que nos competía a todos. Y nos cuidamos, nos ayudamos, nos extrañamos. Y se vio cuando nos reencontramos.


El año pasado les escribí a mis alumnos esta carta. La leímos el primer día de clases y sonreímos emocionados, y revivimos la sensación de esperanza. Y vimos que pudimos, lo logramos y teníamos razón cuando repetimos:“Todo va a estar bien”. 

Y tuvimos como proyecto oculto el volver a aprender a disfrutar, a confiar, a sonreír.

Y lo logramos, con niños empoderados, felices, pensantes y sintientes.

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