Algunas formas de equilibrar la energía.
La palabra Dios nos enciende algo interno, nos trae abrochados un montón de juicios, respeto a las tradiciones, creencias que mezclamos con saber. Juicio sobre percepciones ajenas. Dios, el Universo, la Fuente Creadora, El Todo, la Energía Creadora o como sea que sea percibido y nombrado («El Gran Espíritu» lo llamaría alguna tribu ancestral).
Esa energía, ese concepto es el que nos muestra cómo se siente el vibrar bonito y las posibilidades de crear una realidad más disfrutable.

Cuando equilibramos nuestra energía estamos dentro de la «Burbuja de Dios» ese lugar donde nos unimos a la energía creadora, a la fuente, donde nos sincronizamos con el latido del universo, o con la sensación de paz, de hogar, de estar en el lugar correcto, de la forma que lo perciba cada cuerpo. Es esa sensación de que estamos haciendo las cosas bien, que estamos por el camino correcto, aunque nos invada la incertidumbre muchas veces.
Equilibrar la energía es la base para crear un futuro diferente con mayor facilidad.
Y crear nuestro futuro es lo que tenemos que elegir activamente si no queremos que el oleaje de la vida nos arrastre por la orilla. (*)
Una forma de equilibrar nuestra energía es conectarnos con con nuestro interior físico, con nuestros órganos, con nuestras células y con nuestro Ser, con esa esencia que habita cada molécula de nuestro cuerpo y también que ocupa el espacio entre esas moléculas, sin límites, expandiéndose más allá del cuerpo físico.
Esa conciencia de nuestro Ser es lo que nos provoca saltitos cuánticos, que son emocionantes, divertidos y expansivos de transitar. Y también pueden ser pesados, molestos y poco amables con nuestro cuerpo si desconocemos nuestra magia y nuestro poder personal.
Para tener una conexión física que nos permita acceder a nuestro Ser energético es importante reconocernos desde otro sitio. movernos de nuestra baldosa y alejarnos un poco de ella, no para salirnos, para verlo todo en perspectiva. Imagina salir a la puerta de tu casa y ver un paisaje, subir a la azotea en el mismo sitio y percibir otras cosas, que siempre estuvieron ahí pero no veíamos por una cuestión de perspectiva.
Tomar otra perspectiva es también subir unos metros más y sobrevolar nuestra casa, para percibir todo el barrio.
Para ver en el fondo del vecino, eso que nunca antes habías visto de su realidad y simultáneamente ver tu propio terreno, tu galpocito de trastos viejos, esos ricones ocultos que acumulas en tu fondo o en el alma.
Y es subir un poco más y ver todo tu barrio, tu ciudad, tu país entero.
Es salir un poco más y ver tu continenete, tu planeta, tu galaxia.
Es poder subir o salirte de esa baldosa que hiciste tan relevante, tan única y estás defendiendo celosamente… mientras te olvidas de elegir por los próximos 10 segundos , 10 minutos o 10 años ser feliz.
Este ejercicio de subir de Planos o ascender niveles, es una herramienta excelente para vernos desde otro sitio, para dejar de chapotear en el drama de nuestra baldosa como la única realidad posible y facilita la creación de un futuro diferente, donde sea disfrutable amanecer.
Existen en todo momento energías que nos resultarán nutritivas, las que requiere nuestro cuerpo, las que abrazan el alma, esa energía que vibra genial y que es posible de ser experimentada con facilidad, con seguridad, con merecimiento. Que tendrá orígenes distintos y se verá diferente para cada persona.
Es tarea de cada quien aprender a identificar en cada momento qué energías requiere, para poder usarlas, recibirlas, disfrutarlas, experimentarlas, transmitirlas (como esa noticia que nos emociona y nos enciende compartirla).
La energía requerida se crea de muchas formas, algunas personales, algunas compartidas; se crea al elegirnos más, al mimarnos como nadie nunca nos mimó, porque nadie nos conoce como nos conocemos nosotras; se conforma de intenciones que nos hagan vibrar el alma; de esos pensamientos que nos encienden, que nos motivan, esos sueños que creímos olvidados y decidimos recuperar y también con esos que elegimos postergar.
La energía que elegimos proyectar en los próximos 10 segundos,
en los próximos 10 minutos,
en los próximos 10 días,
en los próximos 10 años...
100 años…
1000 años…
(*) La vida nos arrastra por la orilla y nos mantiene pisando piedritas, y lastimándonos la piel cuando dejamos que otros elijan por nosotras, cuando soltamos el timón y nos dejamos ir a la deriva y aún así, a veces salimos airosas, tambaleándonos pero erguidas. O nos revuelca con fuerza y salimos con las rodillas rojas, las manos ensangrentadas, con cortes y alguna piedra incrustada. Y salimos con mucho dolor y nos juzgamos y cuestionamos esas ineracciones.
Y aprendemos lecciones, siempre (**). Es la vida la que nos enseña las mejores lecciones.
(**)
Siempre es la vida que se mueve, es el tiempo de vida transcurriendo. Es elegir las emociones que nos van a acompañar, es vaciar por 10 segundo la mente y agradecer, es estar 10 segundos en paz, sin reprocharte nada. Siendo gratitud porque estás haciendo lo mejor que puedes, con las herramientas que tienes y con la certeza de que siempre hay más, que siempre accedemos a nuevos planos de información sobre eso que atrae nuestra atención y que podemos elegir vivir la vida tan bonita como seamos capaces de crear. (Como dice el escritor español Albert Espinosa que CREER Y CREAR están a sólo una letra de diferencia).
Siempre podemos proyectar nuevas experiencias, podemos elegir.
O al menos así lo hemos hecho hasta ahora.
Podemos elegir transformar la vida desde el interior hacia afuera y descubrir y activar el poder creador.
Activa tu poder creador y elige tus próximos 10 segundos.

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